martes, 23 de noviembre de 2010

Ella es mamá de 17 hijos

Por: Jéniffer Andrea Marín Jaramillo

Con la labor de ayudar a los niños entre los 0 y 5 años a desarrollar sus aspectos relacionados con lo cognitivo, la motricidad, el lenguaje y lo psicosocial, las madres comunitarias son un referente para quienes tienen la esperanza de que en los niños se encuentra el futuro.

Más que ser madres, las mujeres entregadas a su comunidad se convierten en líderes dignas de ejemplo que sin esperar nada a cambio, cuidan, asean, dan de comer, guían, forman y se convierten en ángeles guardianes de los niños.

Amparo Puerta Arango, es una admirable mujer de 52 años, de los que lleva 16 realizando el trabajo comunitario.
 Fue cuando sus hijos estaban pequeños que supo que tenía dos opciones: cuidar ella misma de ellos o encargarle el trabajo a personas diferentes cada día. Esto la impulsó a dedicarse a ser mamá de los niños de su comunidad, además de serlo para sus propios hijos.
 “El trabajo me gustó mucho porque aunque no tiene una remuneración económica muy grande, el estimulo del bien que se le hace a la comunidad es inmenso y además la alegría de estos niños no puede compararse por nada”- expresa Doña Amparo.

Para ser una madre comunitaria

Una madre comunitaria debe justificar conocimientos a través del certificado de bachiller, al igual que conocimientos en manipulación de alimentos, primeros auxilios, en lúdica recreativa, varios conceptos de pedagogía y psicología y sobre todo, tener un lugar adecuado.
 “En un inicio, estos programas se hacían de manera más folclórica porque sólo se necesitaba un lugar adecuado y alguien que no tuviera un trabajo”-cuenta.
Esta comunicadora social de la universidad de Antioquia, se siente privilegiada por contar con la Sede social de El Salvador-Gerona, pues cada hogar debe tener 13 niños, pero gracias a la amplitud que tiene ésta sede, Doña Amparo puede recibir a 15 niños del sector que además de tener una necesidad en alimentación, la tienen también en socialización. 
Sin embargo, Doña Amparo considera que sería muy bueno que las personas de la comuna nueve se enteraran de la existencia de las madres comunitarias y de que necesitan apoyo porque no todas cuentan con la presencia de entidades.

Así es un día de Doña Amparo

Cada día, se levanta a las 4 de la mañana para despachar a sus hijos de 17 y 18 años, a las 6:30 llega a la sede para preparar el lugar para recibir a los niños, luego comienza la parte pedagógica y de repartición de alimentos, labor que desempeña hasta las 5:30 de la tarde cuando deja el espacio limpio y ordenado para el día siguiente.
Al llegar a su hogar, realiza las actividades domésticas y a veces, algunas relacionadas con la comunicación para obtener otros ingresos. Más tarde, recibe a sus hijos y descansa aproximadamente a partir de las 10 de la noche.
“Cualquier trabajo que se haga bien, puede considerarse profesional y un trabajo bien hecho, te beneficia para subsistir, pero además beneficia al otro”- dice.

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